Por abril 28, 2021

VOLVER A FORMAR SUELO

Se ha instalado la creencia de que la formación del suelo es un proceso sumamente lento. Lo que sí es cierto es que la meteorización de roca madre – una parte del proceso de formación del suelo- es un proceso que lleva miles de años.
Sin embargo, la finísima capa superior del suelo, la que alberga la materia orgánica, es otra historia. Muchos de los ingredientes que la conforman vienen de la atmósfera: carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno. Hoy la ciencia está empezando a entender cómo es que los microorganismos presentes en el suelo son los encargados de fijar estos ingredientes en el suelo…y en las condiciones adecuadas de manejo lo pueden hacer a velocidades asombrosas.
Esto, es Regeneración.

Hoy en día estamos ante un peligro importante: Gran parte del carbono que en el pasado estaba en el suelo, hoy se encuentra en la atmósfera. Esto no solo nos trae la amenaza del cambio climático, sino también afecta la seguridad alimentaria, la densidad de nutrientes en nuestros alimentos, la capacidad de retención de agua en el suelo, y muchas cosas más.

Las plantas verdes, todas -no solo los árboles- son la principal vía para volver a secuestrar carbono en el suelo. Lo hacen a través de la fotosíntesis, usando la luz solar para fabricar azúcares simples que son básicamente Carbono líquido.
Buena parte de este carbono liquido es utilizado para el crecimiento vegetal, y otra buena parte la planta lo exuda por sus raíces para alimentar a los microorganismos del suelo. ¡Se ha medido que lo exudado puede llegar a ser entre el 40 y el 70% de lo generado en la fotosíntesis!!!

¿Porqué tendrán las plantas tanto interés en alimentar microorganismos del suelo?Por la simple razón de que estos microrganismos son responsables de solubilizar y aportar a planta los nutrientes, agua y minerales que necesita para crecer y desarrollarse. Entre el 85 y el 90 % de los nutrientes que las plantas necesitan para su desarrollo sano puede obtenerse a través de este intercambio – la planta exuda azúcares que alimentan a los microorganismos, y a cambio recibe minerales y oligoelementos que de otra manera le serían inaccesibles por estar fijos en la fracción inorgánica del suelo.

Además, los microorganismos generan sustancias beneficiosas que protegen a la planta de enfermedades y plagas. Es una perfecta Simbiosis.

Este flujo de carbono líquido desde las plantas al suelo es el principal mecanismo para volver a formar la capa superior del suelo.

Es importante entender que para que todo esto ocurra, se necesitan microorganimos en cantidad y diversidad suficiente. Se necesita un puente microorganismos-planta que esté sano.

Sin darnos cuenta, hemos afectado este puente planta- microorganismos: el exceso fertilizantes químicos, pesticidas y fungicidas, además de ciertas prácticas de manejo, han ido mermando la cantidad y diversidad de los microorganismos, haciendo que el suelo pierda gran parte de sus funciones para soportar la vida, y volviéndonos más dependientes aún de los químicos para cultivar.

HONGOS MICORRICICOS EN ACCION: que los hace especiales?

Un tipo de microorganismos de especial importancia son Los hongos formadores de micorrízas. Estos hongos son c

apaces de formar redes complejas de kilómetros de largo entrelazando raíces de blantas y conectando comunidades microbianas en el suelo. Actúan como los transportadores de agua y nutrientes como nitrógeno, fósforo, potasio, azufre,calcio, magnesio, hierro y oligoelementos como zinc, boro, manganeso y cobre. Cuando hay colonización micorrícica, la planta no depende de que los nutrientes estén justo al lado de la raíz. Pueden acceder nutrientes alejados gracias a la red micorrícica que atraviesa el suelo. Y cuando hay sequía, pueden acercar agua de zonas más profundas en el perfil del suelo. 

Micorriza

Además, las plantas pueden comunicarse entre sí enviando señales químicas a través de esta red. Estos hongos forman las carreteras y la internet del suelo.

Una planta colonizada por micorrizas puede hacer la fotosíntesis mucho más rápido que una no colonizada de la misma especie, creciendo justo a su lado. Y una planta que es más eficiente en su fotosíntesis, puede alimentar más y mejor a los microorganismos en el suelo. Así, se dispara una reacción en cadena donde se sintetizan todo tipo de sustancias benéficas que forman el sistema inmune y protegen a la planta de insectos y enfermedades.

 

SUELOS RICOS, SUELOS POBRES

Hemos aprendido a pensar que nuestros suelos pueden ser deficientes en nutrientes, por no encontrarse naturalmente en formas solubles para las plantas.

Los análisis de suelo a los que estamos acostumbrados, nos presentan solo aquella porción mineral soluble que la planta podrá absorber por sí misma. Pero el otro 97% restante de los minerales – al que sí acceden los microorganismos del suelo- no va a aparecer en los análisis típicos.

Si cultivamos de manera que se proteja y alimente a los microorganismos del suelo, podemos aumentar la disponibilidad de una enorme variedad y cantidad de minerales y trazas, muchos que ni siquiera están presentes en los fertilizantes comerciales.

La forma en que manejamos nuestros cultivos, pasturas o pastizales puede interrumpir el flujo de carbono hacia el suelo y destruir las redes micorrícias.

Si permitimos que la planta obtenga el nitrógeno o el fosforo fácilmente a través del fertilizante químico soluble, va a dejar de bombear carbono hacia el suelo para alimentar a sus pares microbianos. Y si el suelo pierde su carbono, se deteriora. Se endurece y compacta, se acidifica, se erosiona, se “lava” perdiendo nutrientes, pierde capacidad de infiltrar y retener agua de manera dramática. Toda una cascada de defectos que comprometen la productividad, la calidad de agua y la seguridad alimentaria.

El carbono es esencial para formar los “agregados”, que son la base de un suelo con buena estructura.
Una buena estructura se distingue cuando tomamos un puñado de tierra, lo apretamos suavemente y soltamos. SI hay buena agregación, se verá como un manojo de arvejas. Si encontramos pedazos más duros, que no se desgranan no hay buena agregación.
Al dejar el suelo descubierto, los agregados se descomponen. Como resultado, el agua no infiltra rápidamente y permanece más cerca de la superficies donde se evapora más rápido. Otro efecto importante es que el suelo se vuelve más propenso a la erosión.

FERTILIZACION NITROGENADA: 

Un circulo vicioso

En un suelo bien estructurado, se forman “agregados”. En ellos hay una gran actividad biológica alimentada por los exudados de las raíces. Esta actividad biológica produce ciertas “gomas” que unen las partículas entre sí formando agregados mayores. Si retiramos suavemente una planta sana del suelo, podremos ver los agregados oscuros adheridos cubriendo las raíces.

La humedad dentro de un agregado es mayor que afuera, y el oxígeno es menor. Estas condiciones tan particulares son las que habilitan el funcionamiento de las bacterias fijadoras de nitrógeno.

Sin la formación de agregados los cultivos no obtendrán suficiente nitrógeno naturalmente. Las prácticas inadecuadas, como la ausencia de plantas verdes durante meses, o el uso excesivo de agroquímicos, provoca que no se formen o se destruyan estos agregados, y no tendremos capacidad natural para fijar nitrógeno. Entonces será más necesario que antes volver a fertilizar, exacerbando el problema en un círculo vicioso.

Al tener el nitrógeno disponible (por vía la fertilización química), la planta no va a trabajar en producir los exudados que – entre otras muchas cosas- la ayudarían a obtenerlo naturalmente. No precisa hacerlo. Sin embargo, al no haber exudados, no hay condiciones para formar los agregados, y por tanto tampoco habrá condiciones para desarrollar ambientes propicios para las bacterias fijadoras de nitrógeno. Cuanto mas nitrógeno químico se aplica, más de deteriora la estructura del suelo, y menos capacidad de fijar nitrógenos naturalmente.

Irónicamente, rara vez se encuentran plantas deficientes en nitrógeno en un ecosistema natural sano.

¿Existen rizobios naturales para la fijación de nitrógeno?

Definitivamente sí. Hay muchos tipos de bacterias capaces de asociarse con plantas para fijar nitrógeno, además de las leguminosas. Estas bacterias interactúan con la planta a través de las micorrizas.
Se sabía muy poco de la gran cantidad de bacterias capaces de realizar este trabajo, debido a que la gran mayoría no pueden ser cultivadas en laboratorio.
Con la aparición de técnicas de biología molecular, hoy sabemos que hay mucha más vida- muchísimas más especies en el suelo- de lo que creíamos. Es evidente que hay miles de tipos de bacterias y archaea capaces de fijar nitrógeno naturalmente.

¿Qué diferencia hay entre la fertilización nitrogenada y la fijación natural de nitrógeno por microorganismos?

La urea, una forma de nitrógeno inorgánico, puede ser tomada rápidamente por la planta en forma de amonio. Ahora, cuando hay exceso de amonio de origen químico, se convierte a nitrito o nitrato en el suelo y en la planta. Todos estos son compuestos solubles, que pueden lavarse rápidamente con la primer lluvia. Además los excesos de urea, nitritos y nitratos en planta causan problemas metabólicos en los animales, incluyendo infertilidad, mastitis, laminitis y disfunciones hepáticas. Pueden aparecer nitratos en la leche en niveles no aptos para consumo humano. Los nitratos son perjudiciales en muchos niveles y definitivamente son algo que queremos evitar.

La fijación biológica del nitrógeno es diferente. Primero las bacterias fijan nitrógeno de la atmosfera produciendo amonio, dentro de los agregados del suelo, donde parte puede ser tomado en seguida por la planta. Pero luego, los microorganismos transforman rápidamente el exceso de ese amonio en aminoácidos y compuestos húmicos que quedan adheridos al agregado y no se pierden con la lluvia y meteorización. Estos compuestos también pueden ser tomados luego por la planta, con la ayuda de las micorrizas.
En este escenario, no hay pérdida de nutrientes y no hay formación de nitritos o nitratos a niveles perjudiciales.

Un suelo sano admite muchísimas más posibilidades de lo que imaginamos, busca su propio equilibrio y el de las plantas que lo sustentan. La clave entonces  es trabajar en sinergia con la naturaleza.